Todo comenzó el miércoles cuando una nueva amenaza, que se originó en el Delta y en el sur de la provincia de Entre Ríos, se preparaba para demostrar, una vez más, cuan indefensos están los platenses. Nadie lo esperaba ni lo imaginaba, pero el jueves un penetrante olor a quemado despertó a los vecinos de la ciudad de las diagonales. En esta oportunidad no fue la nieve ni el granizo, tampoco las inundaciones lo que sorprendió a miles de vecinos, sino la presencia de un asfixiante, irritante, denso y molesto humo que todo lo invadía que, aunque costara creerlo, provenía de la quema de pastizales que se producía a más de un centenar de kilómetros.
Muchos platenses se levantaron exaltados temiendo que el nauseabundo olor, acompañado de una molesta humareda, proviniera de una comida que llevara en el horno más tiempo del habitual o de algún incendio que estuviera destruyendo la vivienda pero no, nada de eso estaba sucediendo. Como si el susto hubiera resultado insuficiente, minutos después, los habitantes de la ciudad fundada por Dardo Rocha, comenzaron a padecer cefaleas, mareos y nauseas pero sobre todo ardor ocular e irritación de gargantas y narices como consecuencia de la gran concentración de monóxido de carbono en el aire.
Sin perder el tiempo los platenses se dedicaron a combatir con los métodos más insólitos el humo que ingresaba sin pedir permiso en los hogares, oficinas, escuelas y vehículos. Los barbijos, pañuelos y bufandas ganaron las calles y no faltaron toallas húmedas y ventanas cerradas herméticamente en casas y edificios, aunque nada fue suficiente para huir de la molesta nube y sus consecuencias. Para colmo, como si los argentinos nos sintiéramos orgullosos de nuestras pequeñas miserias desde hace unas horas queremos compartirlas con nuestros vecinos, por este motivo ahora también nos dedicamos a un negocio tan ridículo como poco redituable: la exportación de humo al Uruguay. La pregunta es ¿a estás exportaciones el Gobierno también pretenderá imponerles retenciones?
El humo formó parte del paisaje de la ciudad de La Plata durante el día jueves y la mañana del viernes cuando la mayor concentración de sustancias en el aire, que los especialistas calificaron como no tóxicas, se hizo notar formando una llamativa nube que invadió las avenidas y diagonales. Durante la tarde del 18 todo hacía pensar que el fenómeno comenzaba a retroceder con el cambio de los vientos que lo acercaron a estas tierras. Pero en el día de ayer, cerca de las diez de la mañana, el indeseable visitante volvió a hacerse presente en autopistas y viviendas y se mantuvo durante toda la jornada. Desde el Servicio Meteorológico Nacional se aseguró que el inusual fenómeno que afecta a varias localidades bonaerenses, al sur de Entre Ríos y Uruguay continuará hasta el día miércoles.
